Ministerio de Ciencia e Innovación

El CIBERESP nos ha permitido abordar estudios más grandes y aportar información de mayor calidad

Marina Pollán Santamaría, Directora Científica del CIBERESP
CIBER | viernes, 2 de febrero de 2018

La investigadora del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III coge el relevo de Miguel Delgado como Directora Científica del CIBERESP “en un momento de madurez”, tal y como indica. Se marca como retos potenciar la investigación epidemiológica, incrementar la presencia en proyectos internacionales y mejorar la difusión del conocimiento a los gestores y la sociedad, con la prevención como clave. Además, Marina Pollán destaca las aportaciones de los grupos en el estudio MCC-Spain sobre cáncer, el programa PREVICET “que investiga la eficacia de la vacuna antigripal frente al A-H3N2” y el estudio INMA que “muestra la relación entre la contaminación ambiental y la incidencia de obesidad y asma en la población infantil”. 

-Acaba estrenarse como directora científica del CIBERESP, ¿qué objetivos se marca desde esta responsabilidad?

-Asumo la Dirección científica del CIBERESP en un momento de madurez del centro. La creación de CIBERESP supuso en algunos casos la consolidación de proyectos colaborativos que ya estaban en marcha –INMA es uno de los ejemplos– y la puesta en marcha de estudios colaborativos nuevos –MCC-Spain y otros– que han supuesto un cambio cualitativo en la estructura de investigación en epidemiología y salud pública de que disponíamos. Creo que, paso a paso, hemos aprendido a hacer proyectos más grandes juntos y a aprovechar el conocimiento y experiencia de grupos diferentes que trabajamos en distintos contextos (centros de investigación, universidades, administración pública). Partiendo de ahí, ahora nos planteamos tres grandes objetivos:

En primer lugar, reforzar nuestra colaboración dentro y fuera de CIBERESP: potenciar la investigación epidemiológica dentro de estudios multidisciplinares que a veces olvidan, o recuerdan demasiado tarde, el valor añadido de incluir una visión epidemiológica, además de mecanicista. También queremos incrementar nuestra presencia en los proyectos internacionales. Hay grupos de CIBERESP con gran experiencia y capacidad de liderazgo en el contexto europeo y otros muchos que participan sin tener este papel de líderes. Por último, nos gustaría mejorar la difusión del conocimiento que generamos, informar mejor a la sociedad de nuestros resultados, aumentar nuestra visibilidad. Es decir, ayudar a trasladar este conocimiento a la toma de decisiones y proporcionar la información necesaria a los gestores y responsables que las tienen en sus manos.

-¿Cuáles son los desafíos para esta nueva etapa?

-Vivimos tiempos difíciles para la investigación. Se dice que hemos salido de la crisis, pero esta afirmación no se ha traducido todavía en una mayor dotación económica a las convocatorias de proyectos ni en una apuesta por proyectos a medio-largo plazo que requieren mucha inversión. Tenemos que reconocer el valor de haber podido conservar el CIBER en todas sus áreas, incluso ampliadas, además de otras estructuras colaborativas (Redes, Institutos) durante todo este periodo, pero el tejido investigador de nuestro país, supongo que en todos los ámbitos –desde luego es así en el nuestro– ha ido mejorando, madurando y los fondos de las convocatorias públicas no han aumentado, los proyectos tienen un horizonte bastante recortado (3 años es claramente insuficiente para los estudios epidemiológicos de envergadura) y esto no parece que vaya a cambiar muy rápidamente. Además, todos sabemos que los proyectos se sub-financian, de manera que los investigadores nos vemos obligados a pedir muchos para poder mantener los estudios que tenemos. En este contexto, el régimen de incompatibilidades es excesivamente restrictivo.

Por otra parte, los procedimientos administrativos y de control han aumentado considerablemente, lo cual supone una dificultad añadida. Por último pero no menos importante, hay que señalar las enormes trabas a las que nos enfrentamos para poder contratar personal cuando disponemos de fondos para hacerlo –los fondos que recibimos del propio CIBER, por ejemplo–, debido a la limitaciones impuestas por el “cupo”. En un país con tasas de paro altas, con buena formación de profesionales que desearían dedicarse a la investigación, un país que además considera que la investigación es un gran valor y los investigadores son muy bien considerados –sólo hay que ver las encuestas que aparecen en los medios– este tipo de restricciones son difíciles de entender.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, creo que el mayor desafío es convencer a los profesionales más jóvenes para que dediquen su carrera profesional total o parcialmente a la investigación. Creo que esta preocupación la compartimos en muchas áreas. No obstante, soy optimista, espero que una vez finalizada la peor parte de la crisis el horizonte se despeje y preparemos el camino para facilitar que el talento y la ilusión de los más jóvenes puedan desarrollarse aquí, entre nosotros.

-¿Cuáles considera las principales fortalezas y debilidades del proyecto CIBERESP?

-He mencionado ya algunas fortalezas: unificar la investigación de Salud Pública un centro en red que incluye profesionales de distintos ámbitos y facilitar su colaboración nos hace más fuertes. Frente a la investigación básica, la investigación clínica y la investigación epidemiológica han gozado de menor consideración, cuando tienen un mayor valor translacional. Otra fortaleza de nuestro centro es la implicación de grupos que trabajan en la administración pública, lo que supone un puente entre la investigación y el trabajo técnico más ligado a la toma de decisiones. Por otra parte, investigadores de nuestro centro trabajan en sistemas de información esenciales para la planificación sanitaria (los registros de cáncer, registros de vigilancia epidemiológica, la monitorización de la mortalidad), lo que también supone un valor añadido y una oportunidad.  

La heterogeneidad de los grupos y de los temas de investigación abordados en CIBERESP supone una oportunidad y también una debilidad frente a otras áreas CIBER que se dedican a un solo grupo de enfermedades, lo que facilita fijar objetivos y reforzar la colaboración. Una última debilidad es la menor importancia que la Salud Pública y la prevención tienen en el contexto del SNS. Una epidemióloga amiga mía dice, con razón, que “los casos que previenes no vienen a darte las gracias”. Cuando curas a un paciente él o ella y su entorno son conscientes del beneficio del tratamiento recibido, pero las medidas destinadas a prevenir la enfermedad no son percibidas de la misma manera. Al final, el sistema dedica menos fondos a prevenir que a tratar, y eso también se refleja en la investigación.  

-¿Qué ventajas ha aportado a la investigación en Salud Pública en España el hecho de contar con una estructura como CIBERESP?

-Como he mencionado anteriormente, disponer de este centro, con financiación estable, nos ha permitido abordar estudios más grandes y aportar información de mayor calidad. Además, CIBERESP ha servido también para visibilizar la investigación epidemiológica y sus resultados en un contexto en el que, como comenté anteriormente, jugamos con cierta desventaja.

-¿Cómo valora la investigación en Salud Pública que se hace en España?

-Bueno, tal vez no soy objetiva, puesto que me dedico a esto, pero si pienso en cómo eran las cosas cuando yo era residente de Medicina Preventiva y Salud Pública, cuando nuestro país vivió el Síndrome Tóxico y las olas epidémicas de asma en Barcelona, dos momentos claves para el desarrollo de la investigación epidemiológica en nuestro país, pues creo que debemos sentirnos todos muy orgullosos porque hemos conseguido plena madurez en este tiempo. Creo que España está a la altura de los mejores países en nuestro ámbito en cuanto a capacidad y calidad. Cuando yo era residente, el FIS, consciente de las deficiencias metodológicas de los proyectos que se presentaban, puso en marcha un programa de formación metodológica para formar a formadores de todas las CCAA. En este momento, la calidad de gran parte de los proyectos presentados a la AES en el área de Salud Pública es muy buena.

-¿Cuáles considera que han sido hasta el momento las principales aportaciones que han hecho los grupos del CIBERESP a la investigación en este campo?

-Llevamos trabajando juntos ya una década, así que ha habido muchas aportaciones. Voy a resaltar algunas de las más recientes: En el estudio MCC-Spain hemos mostrado por primera vez la influencia de la actividad xenoestrogénica medida en el suero en el riesgo de desarrollar cáncer de mama y hemos confirmado la relación entre consumo de carne roja y carne procesada y cáncer de colon. EL programa PREVICET ha investigado la eficacia de la vacuna antigripal frente al A-H3N2. Además, estamos aportando información sobre determinantes de salud en población de inmigrantes, el estudio INMA ha mostrado la relación entre diferentes contaminantes ambientales y la incidencia de obesidad y asma en los niños de la cohorte. El programa de Servicios Sanitarios ha reconstruido una cohorte de un millón de afiliados a la seguridad social en los años 2004-2013 para investigar la influencia de los contratos temporales y el desempleo en la mortalidad. La plataforma DIANASALUD, contiene más de 3500 recomendaciones de uso adecuado de pruebas diagnósticas, mientras que BIBLIOPRO mantiene y actualiza instrumentos de medida de salud autorreportada utilizados por investigadores de distintos ámbitos. Invito a los lectores a consultar la Memoria Científica de CIBERESP en la página web del CIBER.

-¿Cómo está funcionando la traslación del conocimiento generado por los grupos del CIBERESP a la Administración y los órganos responsables de la toma de decisiones en el ámbito de la Salud Pública?

-Este ha sido un objetivo desde el inicio del centro, facilitar conocimiento útil y ayudar a la traslación. Muchos de nuestros investigadores elaboran informes para distintas administraciones y han formado parte de comités de expertos en situaciones especiales (crisis de salud pública) o ante nuevas intervenciones (implantación de programas de prevención primaria o secundaria, como vacunas o cribados). Esta dualidad de muchos de nuestros grupos de investigación, como dije antes, nos sitúa más cerca de los puntos de decisión. También puede resultar conflictiva, por ejemplo cuando mostramos desigualdades de salud, o resultados desfavorables en un determinado territorio.

-¿Cómo es la colaboración con otras áreas temáticas del CIBER?

-Aunque existen investigadores en CIBERESP que mantienen colaboraciones más o menos estables con grupos que están en otras áreas CIBER, creo que es un aspecto a potenciar. En nuestro país estamos demasiado acostumbrados a trabajar muy compartimentalizados, pero sinceramente pienso que aunar esfuerzos entre especialistas de diferentes áreas permite formular mejores preguntas de investigación, ser más innovadores y también rentabilizar el esfuerzo y obtener mejores resultados.

-En este sentido, ¿la creación de nuevas áreas temáticas del CIBER, en áreas como el Cáncer, el Envejecimiento y las Enfermedades Cardiovasculares ha abierto nuevas líneas de colaboración con grupos del CIBERESP?

-Pues hemos dado algún paso en este sentido, aunque espero que avancemos mucho más. Como ejemplo, en la última convocatoria de la Joint Action Against Cancer (un proyecto europeo), el CIBERESP y el CIBERONC nos presentamos conjuntamente para participar con la idea de poder aportar a dicha acción la experiencia de todos los investigadores de ambas áreas que trabajan en distintos aspectos relacionados con el cáncer. Hemos sido admitidos como colaboradores en dicha Joint Action, que se ha iniciado ahora en 2018.

-¿Cuáles son las principales causas de pérdida de salud de los españoles, o los que considera los mayores problemas de salud pública?

-La principal causa de muerte en este momento son las enfermedades cardiovasculares en las mujeres y el cáncer en los hombres, así que ambos son problemas de salud prioritarios. Además, tenemos una constelación de enfermedades crónicas importantes por su frecuencia y/o por su repercusión en la calidad de vida de los pacientes y sus familias (enfermedades neurológicas, enfermedades mentales, diabetes, etc…) y las derivadas del envejecimiento de la población. En relación a los grandes factores de riesgo, en este momento es preocupante, no sólo en España sino en la mayor parte de los países, la epidemia de obesidad, que en muchos casos se inicia ya en la infancia.

-¿Cómo valora la cultura/alfabetización sanitaria o en salud de la población española?

-Según estaba pensando en cómo responder a esta pregunta, me ha venido a la cabeza el recuerdo de las grandes manifestaciones que hemos tenido en Madrid y en otros lugares de España en defensa de la sanidad pública. Esa confianza que la población deposita en nosotros, los profesionales sanitarios de nuestro país, nos debe llenar de orgullo. Somos nosotros los responsables de trasladar el conocimiento a la población general. Creo que cada vez está mejor informada, pero debemos seguir esforzándonos por disminuir la distancia entre la evidencia científica y la cultura social. Me refiero a que es importante que la población tenga los suficientes elementos de juicio para tomar conciencia de su papel como agente de salud, no sólo en cuanto a sus decisiones individuales – hábitos de vida más o menos saludables– sino también en las decisiones que de forma colectiva tomamos y que pueden tener también repercusiones sobre nuestra salud. 

 

Sobre Marina Pollán

Marina Pollán es Profesora de Investigación y Jefa de Servicio de Epidemiología del Cáncer en el Área de Epidemiología Ambiental y Cáncer del Instituto de Salud Carlos III. Licenciada en Medicina, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, obtuvo el premio extraordinario de doctorado con su tesis dedicada al cáncer de mama en la Universidad Autónoma de Madrid. Desde 1990, trabaja en Epidemiología del cáncer en el Centro Nacional de Epidemiología.

Su línea de investigación prioritaria se desarrolla dentro del área de factores de riesgo frente al cáncer, principalmente aquellos factores modificables asociados a los hábitos de vida, fundamentalmente en relación con el cáncer de mama, pero también frente a otros tumores malignos frecuentes en nuestro país, como el cáncer colorrectal, de próstata y de estómago. Junto a Manolis Kogevinas (ISGlobal) lidera el proyecto multicéntrico MCC-Spain, una de las acciones estratégicas de CIBERESP. En colaboración con los programas de diagnóstico precoz de cáncer de mama, lidera una línea de investigación sobre la influencia de diferentes exposiciones y estilos de vida, sobre la densidad mamográfica, como principal fenotipo marcador de riesgo de cáncer de mama. Es investigadora principal de numerosos estudios relacionados generalmente con el cáncer de mama y miembro del grupo GEICAM (Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama). Recientemente, había asumido la coordinación del programa de Enfermedades Crónicas en el CIBERESP.