Las mujeres embarazadas que siguen una dieta mediterránea tienen menos riesgo de que sus hijos e hijas tengan una trayectoria de crecimiento acelerado –caracterizado por un peso elevado al nacer y un incremento rápido de peso en la infancia-, hecho que podría determinar un mayor riesgo de obesidad en el futuro. Es la principal conclusión de un estudio coordinado por investigadores del CIBERESP y del CIBEROBN en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal),centro impulsado por la Fundación Bancaria ”la Caixa”.
La dieta mediterránea es un patrón de alimentación saludable que se caracteriza por un alto contenido de frutas, verduras, aceite de oliva, legumbres y nueces. Este patrón dietético se ha asociado con un menor riesgo de obesidad y riesgo cardiometabólico en personas adultas, mientras que en niños y niñas los estudios son escasos.
La investigación, publicada en The Journal of Pediatrics, se planteó como objetivo evaluar la relación entre el seguimiento de la dieta mediterránea durante el embarazo y las trayectorias de crecimiento y el riesgo cardiometabólico durante la primera infancia.
El estudio se realizó a partir de más de 2.700 embarazadas de Asturias, Guipúzcoa, Sabadell y Valencia, que forman parte del Proyecto INMA-Infancia y Medio Ambiente. Las mujeres rellenaron un cuestionario sobre consumo alimentario en el primer y tercer trimestre de embarazo. Además, se realizó un seguimiento a sus hijos e hijas —dieta, peso y altura— desde el nacimiento a los cuatro años. A esta edad también se les realizaron diversas pruebas, como un análisis de sangre y la toma de la presión arterial.
Los resultados mostraron que las embarazadas con mayor adherencia a la dieta mediterránea tenían un 32% menos de riesgo de tener hijos e hijas con una trayectoria de crecimiento acelerado, en comparación con los hijos e hijas de las madres que no seguían esta dieta.
Sílvia Fernández, investigadora del CIBERESP en el ISGlobal y primera autora de la publicación, destaca que “las madres con menor adherencia a la dieta mediterránea eran más jóvenes, consumían más calorías, tenían más probabilidades de ser fumadoras y un nivel socioeducativo más bajo”, en comparación con las mujeres que sí seguían esta dieta.
Estos resultados apoyan la hipótesis de que una “dieta saludable durante el embarazo puede tener un papel beneficioso para el desarrollo de los niños y niñas”, concluye Dora Romaguera, investigadora CIBEROBN en el ISGlobal (IP Miguel Fiol) y del que ha coordinado el estudio. En cuanto a los mecanismos que explican esta relación, la investigadora apunta a posibles “modificaciones epigenéticas que regulan la programación cardiometabólica fetal, o al efecto de los hábitos dietéticos compartidos entre madres e hijos, aunque esto debe ser estudiado en investigaciones futuras”.
El estudio, en el que han participado otros investigadores del CIBERESP -de los grupos liderados por Jordi Sunyer (ISGlobal), Carmen Íñiguez (FISABIO), Adonina Tardón (U. Oviedo), Francisco Bolumar/ Jesús Vioque (UAH/UMH) y Jesús Ibarluzea (Biodonostia)- no halló asociación entre seguir una dieta mediterránea durante el embarazo y una reducción del riesgo cardiometabólico en la infancia, es decir, sobre la presión arterial o el colesterol. Para los investigadores, una de las explicaciones puede ser que “los efectos de las exposiciones prenatales en el riesgo cardiometabólico no aparezcan hasta más tarde en la infancia”.
Artículo de referencia
Fernández-Barrés S, Vrijheid M, Manzano-Salgado CB, Valvi D, Martínez D, Iñiguez C, Jimenez-Zabala A, Riaño-Galán I, Navarrete-Muñoz EM, Santa-Marina L, Tardón A, Vioque J, Arija V, Sunyer J, Romaguera D; Infancia y Medio Ambiente (INMA) Project. The Association of Mediterranean Diet during Pregnancy with Longitudinal Body Mass Index Trajectories and Cardiometabolic Risk in Early Childhood. The Journal of Pediatrics. 2018 Nov 12. doi: 10.1016/j.jpeds.2018.10.005.