Es bien sabido que la contaminación ambiental afecta a la salud. El dióxido de nitrógeno (NO2) y las partículas menores de 2,5 micras (PM2.5), concretamente, perjudican a diferentes aspectos de la salud humana, como el sistema cardiovascular o el aparato respiratorio, así como el desarrollo fetal, por el estrés oxidativo que provocan y por el hecho de que algunas sustancias son neurotóxicas.
La investigadora del CIBERESP Aitana Lertxundi Manterola, de la Facultad de Medicina y Enfermería de la UPV/EHU, trabaja desde el año 2006 en el proyecto INMA (Infancia y Medio Ambiente), donde estudian el efecto que tienen los contaminantes PM2.5 y NO2 en las mujeres embarazadas y sus descendientes: “Se trata de un proyecto estatal, un estudio de seguimiento. Comenzamos con las mujeres embarazadas, estudiando cómo afectaba a su desarrollo físico la exposición que tenían a los contaminantes ambientales. Y posteriormente iniciamos el seguimiento del efecto que aquella exposición provoca en el desarrollo físico y neuropsicológico de los niños y niñas nacidos. Llevamos 13 años haciendo el seguimiento”, explica la doctora en Epidemiología ambiental.
En estudios anteriores, analizaron el efecto de los contaminantes en el momento de nacer y a los 15 meses. Ahora, por su parte, “hemos estudiado si la exposición que tuvieron a esos dos contaminantes antes de nacer ha afectado de alguna forma en su desarrollo cognitivo y motor a la edad de 4-6 años”, aclara Lertxundi. Como objeto de estudio han contado con los datos de las personas involucradas en el proyecto INMA de estas tres regiones: la comarca del Goierri guipuzcoano, Valencia capital y Sabadell.
En el estudio que realizaron cuando las y los participantes tenían 15 meses, vieron que la lactancia materna protegía del estrés provocado por esos contaminantes. “Esta vez, sin embargo, no hemos comprobado que la lactancia recibida proteja de ninguna manera cuando ya tienen 4-6 años”, añade.
Por otra parte, los resultados del estudio “pusieron de manifiesto que esos dos contaminantes tienen un efecto muy pequeño en los aspectos cognitivos, puesto que los resultados no fueron estadísticamente significativos. Pero al separar los resultados en función del sexo, nos dimos cuenta de que los contaminantes resultaban más perjudiciales en los chicos, y que en algunos aspectos el efecto era incluso estadísticamente significativo, como en la memoria y el habla”, detalla Lertxundi, investigadora del grupo que lidera Jesús Ibarluzea en el CIBERESP.
El grupo de investigación que ha llevado a cabo el estudio considera que se debería estudiar en mayor profundidad esa diferencia observada en relación al sexo, la mayor susceptibilidad de los niños a las sustancias neurotóxicas. “Es posible que esté relacionada con la tiroides, es decir, que sea hormonal. Algunos estudios hechos con ratas también han puesto de manifiesto esa diferencia, incluso con tóxicos no ambientales”, concluye.
Además de pertenecer al Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina y Enfermería de la UPV/EHU, Aitana Lertxundi Manterola es investigadora del Instituto Biodonostia. Esta investigación se ha llevado a cabo con la colaboración de otros miembros de las citadas organizaciones.
Artículo de referencia
Prenatal exposure to PM2.5 and NO2 and sex-dependent infant cognitive and motor development Environmental Research (2019)DOI: 10.1016/j.envres.2019.04.001