Un nuevo proyecto de colaboración público-privada, Fragiltec, desarrollará una tecnología de cribado genotípico de alto rendimiento de genoma y microbioma para la detección precoz, diagnóstico y seguimiento del Síndrome de Fragilidad. Se pone en marcha desde la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (Fisabio), organismo dependiente de la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública, conjuntamente con la Universitat de València (UV); la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y la empresa Sabartech.
El proyecto está liderado por los investigadores del CIBERESP Andrés Moya (Fisabio, UV, CSIC) y Fernando Rodríguez Artalejo (UAM, IMDEA-Food), y cuenta con la colaboración de la empresa biotecnológica Sabartech, ubicada en el Parque Científico de la UV y dirigida por sus co-fundadores Javier Sarasqueta (director general) y Javier Escobar (director científico).
La iniciativa, que está enmarcada en la línea estratégica de investigación en gerociencia, geroterapéutica y envejecimiento saludable de la Agencia Estatal de Investigación, desarrollará un procedimiento para la investigación sistémica de genes humanos y de microorganismos implicados en el Síndrome de Fragilidad, así como una nueva tecnología basada en chips de ADN para la detección precoz de esta afección. Los chips de ADN se usan como técnicas para analizar la expresión de los genes, ya que se pueden monitorizar miles de ellos simultáneamente.
Andrés Moya, investigador del Área de Genómica y Salud de la Fundación Fisabio y coordinador del proyecto, explica que “el consorcio Fragiltec ha reunido las fortalezas y los talentos del ámbito académico, clínico y empresarial para hacer los adelantos científicos y técnicos más vanguardistas y así, ponerlos al servicio de la sociedad". "Estamos convencidos que tendrá un impacto significativo en todos los grupos de interés de nuestra cadena de valor”.
El Síndrome de Fragilidad está asociado al envejecimiento y se caracteriza por la pérdida de reservas en numerosos órganos y sistemas, lo que hace aumentar la susceptibilidad del individuo frente a factores estresantes externos e internos. Se trata de un estado que precede a la discapacidad, y su detección temprana y prevención son cruciales para evitar las consecuencias clínicas perjudiciales en las personas mayores.
La propuesta técnica implica la combinación de las ciencias ómicas, la bioinformática y las tecnologías de la información y la comunicación para desarrollar un método rápido y eficaz de detección precoz de este síndrome.
La novedad de la propuesta consiste en combinar dos tecnologías de secuenciación de ADN. “Nuestra propuesta de generar el conjunto de datos resultante de la combinación de estas tecnologías resolvería los problemas descritos por ambas tecnologías, implementando un sistema de imputación genética y un genotipado basado en chips de ADN mucho más preciso y robusto para cubrir una proporción más grande de puntos calientes (hot-spots) a lo largo de todo el genoma", ha explicado Vicente Pérez-Brocal, del Grupo Simbiosis de Fisabio.
"Esto permitirá desarrollar una solución rápida y de bajo coste para la criba masiva de la fragilidad”, según Pérez-Brocal, sobre las ventajas de combinar estas dos técnicas.
Además, se creará una nueva Calculadora de Riesgo de Fragilidad multiescala que dota de información (genética, microbiota, antropométrica y clínica) a un algoritmo. Esto proporcionará a los médicos (principalmente gerontólogos, pero también a los de atención primaria) una herramienta de fácil acceso y uso para evaluar el riesgo de fragilidad en los pacientes y familiares.
“Existe, por lo tanto, la necesidad de mejorar la salud de la población mayor en cuanto a independencia y autonomía funcional y no centrarse en la longevidad o el aumento de la esperanza de vida”, ha comentado Susana Ruiz-Ruiz, del Grupo Simbiosis de Fisabio.
Además, el consorcio Fragiltec también propone generar las primeras bases de datos basadas en información genética y de microbiota para la fragilidad que podrían estar disponibles para la comunidad investigadora.
El proyecto cuenta con la financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación, la Agencia Estatal de Investigación y la Unión Europea a través de los fondos NextGeneration y el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, dentro de las ayudas a proyectos en líneas estratégicas, del plan estatal de investigación científica, técnica y de innovación 2021-2023, en el marco del plan de recuperación, transformación y resiliencia, convocatoria correspondiente en 2022. En total, ha recibido 1.113.066,55 euros para su ejecución durante los tres años de proyecto.