Coincidiendo con los dos años desde que se declaró el Estado de Alarma debido a la pandemia, el Ateneo de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura (EINA) de la Universidad de Zaragoza contó ayer con la participación de Marina Pollán, directora del CIBERRESP y coordinadora del Estudio Nacional sero-Epidemiológico ENE-COVID que permitió caracterizar la difusión de la Covid-19 en nuestro país, en un momento en el que el diagnóstico de los casos era muy incompleto.
La directora científica del CIBERESP, también directora del Centro Nacional de Epidemiología del ISCIII, explicó en su intervención cómo trabajaron contrarreloj: "no había tiempo y era importante tener información, datos, medir para obtener resultados en aquellos primeros momentos en los que la detección de casos era incompleta y había presencia de asintomáticos. A ello, se sumó la dificultad para hacer la encuesta en un momento en el que la gente estaba confinada en sus casas".
Aun así el estudio fue muy participativo. Se llegó a 36.000 hogares y a 60.000 personas, en 50 provincias, Ceuta y Melilla. En este sentido, Marina Pollán destacó en su conferencia la adherencia que lograron entre la población, fue de un 90%, con cuatro rondas de participación, se llegó al 66% de los elegibles y al 77% de las personas contactadas.
Otro de los retos fue el trabajo de coordinación que supuso en un momento en el que estaba, prácticamente, todo por hacer. Coordinaron 28 laboratorios de microbiología, los protocolos de actuación, el sistema informático necesario que se iba montando al mismo tiempo que se iba utilizando y toda la logística para tener los test necesarios.
España fue el primer país en hacer un estudio de estas características. El objetivo del Estudio Nacional sero-Epidemiológico de la infección por SARS-CoV-2 ENE-COVID fue caracterizar la difusión de la epidemia en nuestro país, en un momento en el que el diagnóstico de los casos era incompleto.
ENE-COVID se diseñó como un estudio longitudinal de base poblacional en el que los participantes fueron seleccionados mediante muestreo bietápico estratificado por provincia y tamaño municipal a partir de las 1500 secciones censales (1ª etapa) elegidas al azar, muestreando 24 hogares (2ª etapa) en cada una de ellas. Todas las personas del hogar fueron invitadas a participar en las cuatro rondas del estudio. Se utilizaron dos test de anticuerpos IgG complementarios, validados previamente.
ENE-COVID “ha servido para describir las dos primeras ondas epidémicas en nuestro país, proporcionando información de las dimensiones reales de la pandemia y las características sociodemográficas relacionadas con una mayor o menor probabilidad de infección”, explicó ayer Marina Pollán en Zaragoza.
La disponibilidad de información poblacional ha permitido estimar la letalidad de la nueva infección en el conjunto de personas infectadas en función de su edad y sexo. Finalmente, gracias a la información obtenida en este estudio “hemos podido caracterizar a los asintomáticos y la presentación habitual de Covid-19 en la población general, así como proponer un índice diagnóstico de Covid-19 útil para sospechar la presencia de dicha enfermedad en población sintomática que acude a las consultas de Atención Primaria”, destacó la directora del CNE.
“Hicimos el mejor estudio que se podía hacer en aquel momento”, recordó Marina Pollán y aunque hubo sesgos, ya que las residencias se quedaron fuera de las encuestas y los resultados no representaban el estado inmunológico de la población, “fue muy participativo, con información geográfica desagregada y el uso de dos test diagnósticos con características complementarias”. En Europa no se hizo ningún estudio como el que se llevó a cabo en España.